20 de junio de 2014

ERNESTO CARDENAL




Poeta nicaragüense nacido en Granada-Nicaragua, en 1925.
Terminó el bachillerato con los Jesuitas  y se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1948 realizó estudios de Literatura Norteamericana en la Universidad de Columbia de Nueva York y un año después viajó por varios países de Europa.
De regreso a Nicaragua, en 1950, desarrolló  una vasta actividad cultural como poeta, escultor y antólogo, participando además en la lucha contra la dictadura.
En 1957  ingresó al Monasterio  Our Lady of Gethsemani, en Kentucky, EE.UU; dos años después al Monasterio Benedictino de Cuernavaca, México, y posteriormente al Seminario de La Ceja en Antioquia, Colombia, para ordenarse finalmente como sacerdote, en Managua, en el año de 1965.


Una vez derrocado Somoza, fue nombrado Ministro de Cultura por el Régimen Sandinista.
Parte de su obra está contenida en las siguientes publicaciones: "Epigramas" en 1961, "Oración por Marilyn Monroe y otros poemas" en 1965,  "El estrecho dudoso" en 1966, "Salmos" en 1967, "Telescopio en la noche oscura" en 1983, "Quetzatcóatl" en 1985, "Cántico cósmico" en 1989,  "Vida perdida" en 2004, "Vuelos de la victoria" y "Pasajero de tránsito".
Obtuvo el Premio Pablo Neruda en 2009. 

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Acuarela

Los ranchos dorados cercados de cardos;
chanchos en las calles;
una rueda de carreta
junto a un rancho, un excusado en el patio,
una muchacha llenando su tinaja,
y el Momotombo
azul, detrás de los alegres calzones colgados
amarillos, blancos, rosados.


Corn Island
El agua de South
West Bay es más
azul que el cielo

pero tus ojos son
más azules que
south west bay

Y en las cuevas de
(...)
han llegado ya
las lluvias de mayo,

han vuelto a
florecer los malinches colorados

Y el camino del
Diriá está alegre
lleno de charcos;

pero ya vos
no estás conmigo
 

*La palabra

En el principio
                            -antes del espacio-tiempo-
          era la Palabra
Todo lo que es pues es verdad.
                                                                     Poema.
Las cosas existen en forma de palabra.
Todo era noche,
                    No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas.
Era la palabra. (Palabra amorosa.)
Misterio y a la vez expresión de ese misterio.
El que es y a la vez expresa lo que es.
"Cuando en el principio no había todavía nadie
                                                            él creó las palabras (naikino)
y nos las dio, así como la yuca"
en aquella traducción amarillenta anónima del alemán
de una parte del gran librón de Presuss
que yo encontré en el Museo Etnográfico de Bogotá
     traducción al español de Presuss traduciendo del uitoto al alemán:
La palabra de sus cantos, que él les dio, dicen ellos,
es la misma con que hizo la lluvia
             (hizo llover con su palabra y un tambor),
los muertos van a una región donde «hablan bien las palabras»;
río abajo: el río es muy grande
(lo que han oído del Amazonas según Presuss)
allí no han muerto de nuevo
y se encuentran bien río abajo sin morir.
Día llegará en que iremos río abajo nosotros.
En el principio pues era la palabra.
El que es y comunica lo que es.
                            Esto es:
el que totalmente se expresa.
       Secreto que se da. Un sí.
    Él en sí mismo es un sí.
Realidad revelada.
    Realidad eterna que eternamente se revela.
Al principio...
                    Antes del espacio-tiempo,
antes que hubiera antes,
al principio, cuando ni siquiera había principio,
al principio,
              era la realidad de la palabra.
Cuando todo era noche, cuando
todos los seres estaban aún oscuros, antes de ser seres,
existía una voz, una palabra clara,
                                un canto en la noche .
En el principio era el Canto.
Al cosmos él lo creó cantando.
Y por eso todas las cosas cantan.
No danzan sino por las palabras (por las que fue creado el mundo)
dicen los uitotos. «Sin razón no danzamos».
Y nacieron los grandes árboles de la selva,
la palma canaguche, con sus frutos para que bebiéramos,
además el mono-choruco para que comiera los árboles,
el tapir que come en el suelo los frutos,
el guara, el borugo para comer la selva,
él creó a todos los animales como la nutria, que come pescado,
y a la nutria pequeña,
él hizo todos los animales como el ciervo y el chonta-ciervo,
en el aire al águila real que come a los chorucos,
creó al sidyi, al picón, al papagayo kuyodo,
los pavos eifoke y forebeke, al bakital, al chilanga, el hokomaike,
el patilico, el papagayo sarok,
el kuikudyo, elfuikango, el siva y el tudyagi,
el pato hediondo, la mariana que ahora sabe comer peces,
el dyivuise, el siada, el hirina y los himegisinyos
y sigue el poema uitoto
en la anónima traducción al español de
la de Presuss del uitoto al alemán
       engavetada en el Museo.
   «Aunque digan: ellos danzan sin motivo. Nosotros
     en nuestras fiestas narramos las narraciones.»
Que Presuss recogió pacientemente en un gramófono hace años
y tradujo al alemán.
Los muertos: ellos han retomado a la palabra creadora
de la que brotaron con la lluvia, los frutos y los cantos.
     «Si nuestras tradiciones fueran solamente absurdas,
       estaríamos tristes en nuestras fiestas.»
             Y la lluvia una palabra de su boca.
Él creó el mundo mediante un sueño.
y él mismo es algo así como un sueño. Un sueño que sueña.
Le llaman Nainuema, según Presuss:
                         «El que es (o tiene) algo no existente.»
O como un sueño que se hizo real sin perder su misterio de sueño.
Nainuema: «El que es ALGO muy real no-existente.»
Y la tierra es Nicarani, «lo soñado», o «la visión soñada»:
lo nacido de la nada como un sueño del Padre.
El Génesis según los Witotos o Huitotos o Uitotos.
En el principio
                       antes del Big Bang
                               era la Palabra.
No había luz
la luz estaba dentro de las tinieblas
y sacó la luz de las tinieblas
las apartó a las dos
y ese fue el Big Bang
o la primera Revolución.
           Palabra que nunca pasa
                      («el cielo y la tierra pasarán...»)
Ha quedado un lejano rumor en el universo
de aquella explosión
como estática de radio.
Y empezó la danza dialéctica celeste.
«El yang llama;
      el yin responde.»
                    Él es en el que toda cosa es.
                                    Y en el que toda cosa goza.
Toda cosa coito.
            Todo el cosmos cópula.
Todas las cosas aman, y él es el amor con que aman.
«El yang llama;
        el yin responde.»
                                            Son los dos coros.
Son los dos coros que se alternan cantando.
Y Pitágoras descubrió la armonía del universo
oyendo el martillar de un herrero.
Esto es: el movimiento isotrópico -uniforme y armonioso-
                                                                                     del universo.
La Creación es poema.
   Poema, que es «creación» en griego y así
llama S. Pablo a la Creación de Dios, POEMA,
como un poema de Homero decía el Padre Ángel.
Cada cosa es como un «como» .
                   Como un «como» en un poema de Huidobro.
Todo el cosmos cópula.
                      Y toda cosa es palabra,
                                                   palabra de amor.
Sólo el amor revela
                pero vela lo que revela,
a solas revela,
         a solas la amada y el amado
en soledad iluminada,
                        la noche de los amantes,
palabra que nunca pasa
                        mientras el agua pasa bajo los puentes
                        y la luna despacio sobre las casas pasa.
El cosmos
                    palabra secreta en la cámara nupcial.
                                  Toda cosa que es verbal.
Mentira es lo que no es.
                                        Y toda cosa es secreto.
Oye el susurro de las cosas...
                   Lo dicen, pero dicen en secreto.
Sólo a solas se revela.
           Sólo de noche en lugar secreto se desnuda.
                           El cósmico rubor.
La naturaleza: tímida, vergonzosa.
                   Toda cosa te baja los ojos.
                                  -Mi secreto es sólo para mi amado.
Y no es el espacio, mudo.
                   Quien tiene oídos para oír oiga.
                               Estamos rodeados de sonido.
Todo lo existente unido por el ritmo.
          Jazz cósmico no caótico o cacofónico.
Armónico. Todo lo hizo cantando y el cosmos canta.
                   Cosmos como un disco oscuro que gira y canta
                                 en la alta noche
o radio romántico que nos viene en el viento.
Toda cosa canta.
                    Las cosas, no creadas por cálculo
                                                                                         sino por la poesía.
Por el Poeta («Creador» =POIÊTÉS)
Creador del POIEMA.
                   Con palabras finitas un sentido infinito.
Las cosas son palabras para quien las entienda.
                 Como si todo fuera teléfono o radio o t. v.
        Palabras a un oído.
¿Oís esas ranas?
                 ¿y sabes qué quieren decirnos?
¿Oís esas estrellas? Algo tienen que decirnos.
                           El coro de las cosas.
Melodía secreta de la noche.
Arpa eolia que suena sola al sólo roce del aire.
                    El cosmos canta.
                                                       Los dos coros.
«El yang llama;
        el yin responde.»
                                           Dialécticamente .
¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
          La música callada.
                               La soledad sonora.
«La música en silencio de la luna», loco Cortés.
La materia son ondas.
Un yo hacia un tú.
                                Que busca un tú.
          Y esto es por ser palabra todo ser.
Por haber hecho al mundo la palabra
       podemos comunicarnos en el mundo.
                                                     -Su palabra y un tambor...

Somos palabra
           en un mundo nacido de la palabra
y que existe sólo como hablado.
                       Un secreto de dos amantes en la noche.
El firmamento lo anuncia como con letras de neón.
Cada noche secreteándose con otra noche.
Las personas son palabras.
                        Y así uno no es si no es diálogo.
Y así pues todo uno es dos
o no es.
Toda persona es para otra persona.
                     ¡Yo no soy yo sino tú eres yo!
Uno es el yo de un tú
                                          o no es nada.
                   ¡Yo no soy sino tú o si no no soy!
Soy Sí. Soy Sí a un tú, a un tú para mí,
                       a un tú para mí.
Las personas son diálogo, digo,
si no sus palabras no tocarían nada
como ondas en el cosmos no captadas por ningún radio,
como comunicaciones a planetas deshabitados,
o gritar en el vacío lunar
               o llamar por teléfono a una casa sin nadie.
(La persona sola no existe.)
          Te repito, mi amor:
                                  Yo soy tú y tú eres yo.
                                           Yo soy: amor.

* Cantiga 2, de Cántico cósmico. (N. del E.)

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