9 de agosto de 2016

CARTA DE FREUD a EINSTEIN

Viena, 28 de diciembre de 1914

"Distinguido colega:

-Esta guerra hace que me atreva a recordarle dos tesis sustentadas por el psicoanálisis que indudablemente han contribuido a su impopularidad.
Partiendo del estudio de los sueños y las acciones fallidas que se observan en personas normales, así como de los síntomas de los neuróticos, el psicoanálisis ha llegado a la conclusión:
 (1) [Tesis de los impulsos destructivos inconscientes reprimidos] de que los impulsos primitivos, salvajes y malignos de la humanidad no han desaparecido en ninguno de sus individuos sino que persisten, aunque reprimidos, en el inconsciente (para emplear el término de nuestro lenguaje), y que esperan las ocasiones propicias para desarrollar su actividad.
 (2) [Tesis de la debilidad y dependencia del Yo] Nos ha enseñado también que nuestro intelecto es una cosa débil y dependiente, juguete e instrumento de nuestras inclinaciones pulsionales y afectos, y que todos nos vemos forzados a actuar inteligente o tontamente según lo que nos ordenan nuestras actitudes [emocionales] y resistencias internas.
Ahora bien, si repara usted en lo que está ocurriendo en esta guerra -las crueldades e injusticias causadas por las naciones más civilizadas, el diferente criterio con que juzgan sus propias mentiras e iniquidades y las de sus enemigos, la pérdida generalizada de toda visión clara de las cosas-, tendrá que confesar que el psicoanálisis ha acertado en esas dos tesis.
Es posible que no haya sido totalmente original en ello; son muchos los pensadores y los estudiosos de lo humano que han formulado afirmaciones semejantes a estas; pero nuestra ciencia las ha elaborado detalladamente, empleándolas a la vez para descifrar muchos enigmas de la psicología.
Confío en que volveremos a vernos en tiempos mejores. Suyo cordialísimo:
Sigmund Freud"

























-Fuente:"Cartas entre Einstein y Freud", objeto de este intercambio promovido por la Comisión Permanente para la Literatura y las Artes, de la Liga de las Naciones, a través del Instituto de Cooperación Intelectual.

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